Sinopsis
Dicen que su lápiz ya dibuja él solo el bigote de Aznar, pone el piloto automático, se desliza nervioso de arriba abajo sin titubear y, una vez roto el hielo con la hoja de papel, espera a que Toni haga el resto. Y el caricaturista lo hace, el bigote se completa y surge la expresiva caricatura sin mandíbula y coronada por el único pelo rebelde de ese flequillo amaestrado con vocación de rasgo prusiano; el dibujante va llenando de trazos nerviosos y expresivos el espacio en blanco que, hasta la indirecta de su lápiz, había sido territorio virgen.
Todavia no hay ninguna reseña.